viernes, 17 de agosto de 2012

Los vínculos del cigarrilo




Los grandes cambios de una persona se observan en la adolescencia, etapa en la que se experimentan muchas situaciones en las que el aspecto social y psicológico tienen gran relevancia. La mayoría de las veces es en este período cuando muchos jóvenes se acercan al cigarrillo, sin medir las consecuencias catastróficas para la salud que este trae consigo.  

La Dra. Leslie Cano, Gerente Médico de Pfizer Venezuela, afirmó que la raíz principal del problema radica en las familias. Es necesario que estas se encarguen de fomentar buenos valores para que el adolescente no tenga la curiosidad de convertirse en fumador, porque existen grandes posibilidades de que al ser adulto continúe con el hábito.

El fumar es una conducta socialmente aprendida, años atrás considerada como un vicio, hoy en día reconocida por la Organización Mundial de la Salud como una enfermedad denominada tabaquismo. La nicotina es sólo una de las múltiples sustancias tóxicas que contiene el cigarrillo. La Dra. Cano explicó que este cuenta con más de 4.000 aditivos, de los cuales aproximadamente 250 son cancerígenos, lo que aumenta las posibilidades de desarrollar cáncer de pulmón, patología que cuenta con la mayor tasa de mortalidad entre los venezolanos de ambos sexos.

Por otra parte, el individuo es más propenso a sufrir enfermedades cardiovasculares, así como a tener mayor recurrencia de infecciones respiratorias como la neumonía y cuadros virales agudos, entre otros.

El cigarrillo no sólo afecta a la persona que lo consume, sino también a todo aquel que se encuentra a su alrededor, que sin fumar inhala el humo del tabaco. Se considera que es sumamente dañino ser un fumador pasivo, debido a que se corre un riesgo mayor de contraer enfermedades respiratorias, comentó la especialista.  

Asimismo, afirmó que este ocasiona daños en todo el organismo, causando una disminución en la calidad de vida, llegando a alterar significativamente la psiquis y hasta la apariencia física; cambios que podrán ser notorios entre los 20 y 30 años posteriores de iniciarse en esta actividad.
En la actualidad, para las personas que quieren abandonar este vicio, existen programas y tratamientos farmacológicos que contribuyen con este proceso, reduciendo la intensidad de los síntomas de abstinencia y motivándolos constantemente. De igual forma, se recomienda combinarlos con técnicas para resistir la compulsión de encender un cigarrillo.  

La Dra, Cano recomienda disminuir el consumo paulatinamente, hasta llegar a una cantidad mínima, que es cuando se debe considerar dejar de fumar definitivamente. También es importante identificar las situaciones que disparan este deseo, para así evitarlas. El apoyo psicológico por parte de la familia y amigos es un factor determinante, puesto que podrán experimentarse cambios en el humor del paciente así como un aumento del apetito.

Para finalizar, recalcó que no es importante el tiempo que lleve el individuo apegado al hábito, debido a que siempre se obtienen grandes beneficios para la salud cuando se detiene.

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